miércoles, 9 de enero de 2013

Asnos estúpidos
Isaac Asimov
Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos. Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados con anterioridad: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño nunca se había tenido que tachar ninguno de los nombres anotados.En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantó la vista al notar que se acercaba un mensajero.
-Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor!
-Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias.
-Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez.
-Estupendo, estupendo. Hoy en día ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son?
El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión.
-Ah, sí -dijo Naron- lo conozco.
Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes.
Escribió, pues: La Tierra.
-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado tan rápidamente de la inteligencia a la madurez. No será una equivocación, espero.
-De ningún modo, señor -respondió el mensajero.
-Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto?
-Sí, señor.
-Bien, ese es el requisito -Naron soltó una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación.
-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio.
Naron se quedó atónito.
-¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial?
-Todavía no, señor.
-Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones?
-En su propio planeta, señor.
Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó:
-¿En su propio planeta?
-Si, señor.
Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable, como nadie, en la galaxia.
-¡Asnos estúpidos! -murmuró.
FIN
"Silly Asses", 1957

domingo, 6 de enero de 2013


El vizconde Demediado, por Paloma Caramelo

 

Título original: Il visconte dimezzato

Autor: Italo Calvino (1923-1985)

Leído: Diciembre 2012

Recomendable: Sí

Resumen: En el siglo XVII, el vizconde Medardo de Terralba y su escudero marchan para unirse al ejército cristiano y luchar contra los turcos. En el primer día de batalla el vizconde es alcanzado de frente por una bala de cañon, que divide su cuerpo en dos partes simétricas. Una de las mitades regresa al condado de Terralba, donde comienza a extender el terror y a manifestar su completa maldad.

Pasado un tiempo, la otra parte de su cuerpo aparece en el condado, siendo la viva imagen de la bondad y realizando todo tipo de acciones altruistas. Pronto ambos se enamoran de Pamela, una campesina, por la cual lucharán y que finalmente accede a casarse con la mitad bondadosa del vizconde. Aún así, tras la boda, la mitad malvada le propone un duelo al recién casado . En él, ambas partes acabarán gravemente heridas y el doctor del pueblo juntará las dos mitades de nuevo en un solo cuerpo, volviendo así el conde a su condición inicial. . El vizconde vuelve a estar completo y, junto a su esposa Pamela, vive feliz por el resto de su vida.

Opinión: Desde la primera a la última página Italo Calvino se muestra en esta obra tremendamente sutil. Partiendo de una descripción sorprendentemente realista es capaz de meter al lector en una batalla desoladora, en la que, a partir de un momento muy claro, la obra deja de seguir el camino hiperrealista y comienza a ser fantástica sin que el lector se percate. El efecto está totalmente conseguido, y el que lee, en vez de extrañarse por los sucesos que ocurren, los cree sin problemas. A partir de ahí, el autor juega a sus anchas con personajes totalmente fuera de lo arquetípico y con un sentido del humor brillante. La historia, bajo un manto de agilidad prosaica esconde una composición minuciosa en la que todo encaja. También hay que destacar que esta lectura puede leerse con diferentes grados de atención, y por lo tanto, puede tener distintos niveles de comprensión. Tanto superficial como profundamente es un libro muy recomendable, pero como ya dije al principio, lo sutil de Calvino solo puede descubrirse con una lectura detenida y profunda. Resulta al final un libro muy personal, en el que el lector ve lo que quiere ver y entiende lo que quiere.