martes, 18 de febrero de 2014

La rana que quería ser una rana auténtica. AUGUSTO MONTERROSO

 Augusto Monterroso

Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.

Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

sábado, 15 de febrero de 2014

Maratón de la escuela de cuenta cuentos.

AQUÍ SE CELEBRARÁ la tercera maratón de la Escuela de Cuentacuentos, el sábado 22 de febrero, de 12 de la mañana a 3 de la tarde. Será en la Casa del lector, en el antiguo Matadero. Plaza de Legazpi.

lunes, 10 de febrero de 2014

Consejos para jóvenes escritores, por Ray Bradbury

Open Culture ha publicado recientemente un resumen de los doce consejos para jóvenes autores de Ray Bradbury. Como ocurre siempre en todo este tipo de decálogos o dodecálogos sobre la escritura, podemos estar más o menos de acuerdo con ellos, pero siempre son interesantes para echarles un vistazo. Así que aquí van:
Ray Bradbury

1. No empieces escribiendo novelas.

Llevan demasiado tiempo. Comienza tu escritura con relatos cortos, al menos uno a la semana. Dedica un año a hacerlo; Ray dice que es imposible escribir 52 malas historias seguidas. Él esperó hasta tener 30 años antes de escribir su primera novela, Fahrenheit 451. “Valió la pena la espera, ¿verdad?”

2. Puedes amarlos, pero no puedes ser ellos.

Ten en cuenta que, inevitablemente, consciente o inconscientemente, intentarás imitar a tus escritores favoritos, del mismo modo que él intentó imitar a H.G. Wells, Jules Verne, Arthur Conan Doyle o L. Frank Baum.

3. Examina los cuentos de “calidad”.

Bradbury sugiere Roald Dahl, Guy de Maupassant, o los menos conocidos Nigel Kneale y John Collier. Sin embargo, el material de hoy en día del New Yorker no le parece recomendable, ya que le parece que sus historias no contienen metáforas.

4. Amuebla tu cabeza.

Ray Bradbury sugiere un curso de lectura a la hora de dormir: un cuento, un poema (pero de Pope, Shakespeare o Frost, no “basura” moderna), y un ensayo. Estos ensayos deben provenir de diversidad de campos, incluidas la arqueología, zoología, biología, políticas y literatura. Tras mil noches, estarás lleno de cosas!

5. Aléjate de los amigos que no creen en ti.

¿Se meten con tus ambiciones de escritura? Despídelos sin demora.

6. Vive en la biblioteca.

Ray no fue a la universidad, pero sus insaciables ansias de lectura le permitieron graduarse en la biblioteca a los 28 años.

7. Enamórate de películas.

Preferiblemente de las antiguas.

8. Disfruta escribiendo.

Ray nos comenta que escribir no es un negocio serio. Si escribir una historia empieza a parecerse a un trabajo, apártala y empieza otra que no lo sea.

9. No planees ganar dinero.

Ray y su mujer, quien “juró voto de pobreza al casarse con él”, tuvieron 37 golpes con el coche antes de poder permitirse comprar uno nuevo.

10. Anota diez cosas que ames y diez cosas que odies.

Luego escribe sobre ellas. Haz lo mismo con tus miedos.

11. Escribe cualquier cosa vieja que te venga a la cabeza.

Ray recomienda la asociación de palabras para romper cualquier bloqueo creativo.

12. Recuerda, con la escritura lo que estás buscando…

…es sólo una persona que venga y te diga: “te quiero por lo que haces”. O, en su defecto, estás buscando alguien que aparezca y te diga: “No estás tan loco como la gente dice.”