LA LIBRERÍA
Un tintineo de campanillas
acompañó la puerta que se abría.
-Hola...-una niña recelosa habló
desde el umbral.
-Buenos días pequeña, ¿te envía tu
mamá?
-No.
Una larga pausa siguió sus
palabras.
-Entonces, ¿qué te trae por aquí?
-Buscaba un libro pero...
_¿Pero...?
-Lo que pasa es que no es
exactamente un libro.
-¿Y qué es?
-Bueno, es un
libro, pero es también una puerta.
-¿Ah sí? ¿Y adonde lleva?
-Es un secreto.
De nuevo, silencio.
-Bueno, ¿Y cuál es su título?
-No tiene.
-¿Y el autor?
-Tampoco tiene.
-Entonces, ¿qué tiene?
-Palabras, frases.
-¿Y de qué trata?
-De muchas cosas.
-¿Como cuáles?
-Bueno, habla de los conejos
verdes que me traen trocitos de luna por las tardes.
-¿Y algo más?
Titubeó.
-También de los árboles que trepan
hasta las estrellas para probar la mantequilla y ...
Se interrumpió bruscamente y no
dijo nada en los minutos siguientes. El librero
finalmente habló:
-Bueno, veré si encuentro algo que
te sirva.
Cogió una escalera y subió trabajosamente
hasta un rincón remoto de la estantería
del fondo. Sacó un tomo antiguo,
encuadernado en cuero y se lo acercó al mostrador.
La niña lo cogió, arrebatándoselo
de las manos y salió corriendo sin pagar.