miércoles, 11 de enero de 2017

http://www.premioiasaascensores.com/#presentacion
Concurso de microrrelatos

II PREMIO
DE MICRORRELATO
IASA ASCENSORES


maldito escalón


 

En IASA Ascensores continuamos apostando por elevar sueños a través de la cultura. Convocamos de nuevo el Premio de Microrrelato IASA Ascensores con la vocación de permanecer en las letras españolas y elaborar un proyecto de prestigio. Nos hemos rodeado de un jurado que es referencia en la literatura en español (Leonardo Padura, Fernando Iwasaki, Antonio Chicharro Chamorro, Espido Freire) y que es el símbolo de seriedad y calidad que posee este premio de carácter bienal. Seguimos elevando sueños, compartiendo sueños.

Dotación: 3.000 euros
Participación: hasta el 15 de marzo de 2017
Jurado: Leonardo Padura, Fernando Iwasaki,
Antonio Chicharro Chamorro, Espido Freire
Entrega: Escuela de Estudios Árabes

martes, 10 de enero de 2017

Cierro los ojos. Por Javier Sánchez Miralles


Tic, tac, tic… ¡Malditos ingleses! Tengo que dormir y me dan una habitación con un reloj de pared. Me hago al sonido del reloj, me envuelve, ya casi ni lo oigo, ha desaparecido. Crung, crung, crung… Estúpidos ingleses, a estas horas andando por el pasillo de madera del hotel. El reloj ya lleva 1348 tics y 1349 tacs. Oigo al péndulo moviéndose de un lado a otro. Los del pasillo se van alejando. El sonido vuelve a disiparse.


Cierro los ojos, todo vuelve a la calma, ya casi sueño con las vacaciones que me daré después del trato de mañana con los ingleses. ¡Asquerosos ingleses! El ruido producido por la cadena del baño compartido me ha despertado, una peste llega a mi cuarto. Clin, clin, clin… ¡Qué cabrón el del baño! Ha dejado el grifo abierto. El agua cae a un tempo inestable, diferente al del puñetero reloj al que vuelvo a escuchar. Mi nariz se acostumbra al olor, mi cuerpo al colchón, a mis orejas las he mandado a otro lugar, a Japón. Ya nada puede desper…¡Me cago en la reina de Inglaterra y en todos sus vasallos! ¿Por qué a estas horas alguien toca un la a 440 hercios con una maldita tuba? ¡Qué sinvergüenzas! Además el de abajo ataca a mi suelo con un palo de escoba, cree que soy yo el idiota de la tuba. Las gotas vuelven a caer, los pasos a crujir y el reloj sigue tic, tac, tic… Veo algo de luz que se cuela por una ventana, está abierta. Tengo que dormir. El ruido me come la cabeza. Cierro los ojos por penúltima vez. Tic, tac, tic, DONG, DONG, DONG… Las doce, son las doce, el reloj se ríe de mí, cuatro, cinco, seis veces, siete, me levanto, ocho, nueve, voy a la ventana, diez once, cierro los ojos. Ya no oigo al reloj.