Pum, pum, pum...las gotas resbalan de las ramas secas hasta el suelo. Hace bastante frío, pero también hace bastante que dejó de importarme; parece que estoy limpio y todo gracias a este aguacero. El cuero negro que me envuelve me oculta entre los troncos del bosque; mis múltiples hebillas metálicas sueltan algún que otro centelleo.
Hace tan solo un día que estaba en un cómodo armario de madera, junto al radiador del pequeño piso de Jack, pero tuvo que venir ella. Nunca pensé que una vieja bota como yo pudiera perder la suela tras un par de bailarinas blancas. somos tan diferentes que todavía no me creo que pasáramos esa noche, los dos, tirados por la moqueta...tan cerca estaban mi cuero y su tela que aún siento su tacto cremallera arriba, tan dulce como el chocolate, tan ácida como amanecer en un río de naranja.
Todo fue un error, un tremendo error. Por ellas, por esas dos jóvenes bailarinas, caminé lejos del armario y ahora sobre mí noto las gotas de lluvia cayendo de los ojos del pobre Jack.
Me gusta mucho el texto, tiene fuerza, es muy visual, espero poder seguir leyendo cuentos de esta autora. Enhorabuena.
ResponderEliminarPues sí. Yo también, porque además tiene tesón, es prolífica y entusiasta, querida Clara.
ResponderEliminarInezusca al power!
ResponderEliminarDirecto y con fuerza. Y además emoción ¡Esta chica tiene que seguir escribiendo!
ResponderEliminarMe encanta, ¡qué fuerza! El punto de vista es sorpresivo y se queda con el lector. ¡Que sigan los hiperbreves jóvenes!
ResponderEliminar¡Muy bueno! Increíblemente visual. Enhorabuena.
ResponderEliminarno me esperaba que gustase tanto el relato
ResponderEliminarjajajaja
me alegro mucho de que haya gustado tanto
si, tu relato es muy interesante. me gusta la complicidad de esa bota con su dueño, su amor a dúo por las bailarinas y la chica, me gusta que para la bota sólo haya sido una aventura de amor mientras que a Jack le ha costado un enamoramiento algo lacrimógeno. tiene mucho humor. me gusta. me gusta
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