Rojo II
Alex Millán
Corro.
Detrás de mí, el calor. Pasos. Más rápido. Gritos que me llaman. Chillidos. No
puedo más. Me caigo mientras el rojo me atraviesa.
Estoy
jadeando. Me siento contra la pared, todavía con el corazón acelerado. Eso pasó
hace muchos años. Me cambio para irme al trabajo cuando suena el despertador.
No sé ni para qué lo tengo. Todas las mañanas son iguales.
Vuelvo
agotado. No puedo hacer nada más que sentarme en el sofá. Oigo pasos. Serán los
de al lado que han vuelto de ir al supermercado. Los vuelvo a oír. Parece que
vienen de dentro de mi casa. Me levanto y miro. No hay nadie. Me habré
equivocado.
Un
chispazo. El rojo se acerca a mí. Corro. El calor en mi piel. Gritos que me
llaman. Chillidos. El rojo me alcanza.
Un
nuevo día. Mientras bajo las escaleras a la calle, oigo pasos.
-¡Espera
Nicolás! ¡Espera!
Me
giro. No hay nadie.
-¿Sí?-
Respondo
Nadie
me contesta. <<Tonterías>> pienso.
El rojo
me rodea. Salgo del edificio. Corro. Chillidos. Una barrera roja ante mí. A la
derecha. Otra de frente. Media vuelta. Otra. El rojo me consume.
Al lado
de mi cama oigo pasos. Enciendo la luz a toda prisa. Nadie. Vienen del pasillo.
Una voz me llama. Chillidos. Salgo corriendo de la casa todavía en
calzoncillos. Cuando los ruidos se callan vuelvo a entrar. Me cambio, y salgo
inmediatamente. El
médico me dice que me tome unas pastillas y vuelva a casa, por ahora, y que si
continúan las voces, que vuelva a ir.
Es la
primera noche en más de quince años que no tengo esa pesadilla. Será por las
pastillas. Son las primeras que consiguen que se me vayan los sueños. Me estoy
cambiando cuando empiezo a sentir calor. Las paredes están rojas. Salgo
corriendo y me subo al coche.
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