miércoles, 7 de septiembre de 2011


PURA FABRICACIÓN BRITÁNICA
Alejandro Millán
Llegó un día a mi puerta preguntando por el piso que alquilaba. En un principio no encontré nada raro en él, excepto su particular manera de poner los brazos y lo obeso que estaba.
Después me llamó la atención la gran cantidad de sacos de té que compraba. Un día subí para preguntarle por su afición a esta bebida. Me lo encontré inclinado de lado sobre una taza con la mano casi tocándola.
- ¿Qué hace?, le pregunté.
- Estoy sirviendo té, ¿quiere un poco?
- ¡Pero si no hay ninguna tetera!
- Yo soy la tetera. ¿Es que no me ve? Soy de pura fabricación británica.
- ¿Perdón?
- ¿Qué le pasa? Bueno, ¿quiere una taza de té o no?
- Voy a llamar a un manicomio, usted no es una tetera.
- ¿Que yo no soy una tetera? Al que se lo van a llevar es a usted, que es el que tiene visiones.
Me abalancé al teléfono y llamé a urgencias.
- ¿Qué pasa?, dijo el loquero al entrar.
- Ese señor, que se cree una tetera, dije.
- ¿Y qué diría usted que es?
- ¿Cómo que qué es? ¡Una persona!
- Perdone señor, acompáñenos que tenemos que hacerle unas preguntas, me dijo mientras me obligaba a meterme en el coche y mi inquilino seguía intentando echar té por la mano.