Marina Boil es nueva en el taller juvenil. Adivinad cuál de las dos personas es.
Su voz me persigue, el agua se ha convertido en nuestro
mundo.
—¡Eh tu axolotl! —le grito a la criatura antes
de que se sumerja en el mar- , dile que la estaré esperando
esta noche en nuestra cueva.
Y el animal,
sin más contestación que un movimiento de cabeza, vuelve a hundirse en el
océano.
La noche es fría y el agua me
hiela los pies, la luna riela en el agua dándole un aspecto mágico. Decido
sacar la flauta de mi bolsillo y comienzo a dar vida a las notas de su canción.
Y entonces la veo, veo a la
joven de piel escamosa y azulada que vive bajo las olas y escribe canciones con
la seda de las algas.
Sus delicados dedos unidos por membranas
acarician mi piel. Observo con asombro cómo su aleta se convierte en piernas,
me apresuro a cogerla en brazos, andar nunca ha sido lo suyo. Tras dejarla
sobre la arena y mirarme con sus ojos verde mar, pronuncia las palabras que
ansío escuchar:
—Tócala otra vez.
Y la música nos envuelve
mientras observo a la mujer de cabellos esmeralda que ama el mar.