jueves, 15 de marzo de 2018

LA CANCIÓN DEL MAR. Por Marina Boil






Marina Boil es nueva en el taller juvenil. Adivinad cuál de las dos personas es.







Su voz me persigue, el agua se ha convertido en nuestro mundo.

 Esa criatura me entrega de nuevo las partituras de algas que llevan su nombre.

 —¡Eh tu axolotl! —le grito a la criatura antes de que se sumerja en el mar- , dile que la estaré esperando esta noche en nuestra cueva.

  Y el animal, sin más contestación que un movimiento de cabeza, vuelve a hundirse en el océano.

La noche es fría y el agua me hiela los pies, la luna riela en el agua dándole un aspecto mágico. Decido sacar la flauta de mi bolsillo y comienzo a dar vida a las notas de su canción.
Y entonces la veo, veo a la joven de piel escamosa y azulada que vive bajo las olas y escribe canciones con la seda de las algas.

Sus delicados dedos unidos por membranas acarician mi piel. Observo con asombro cómo su aleta se convierte en piernas, me apresuro a cogerla en brazos, andar nunca ha sido lo suyo. Tras dejarla sobre la arena y mirarme con sus ojos verde mar, pronuncia las palabras que ansío escuchar:

—Tócala otra vez.

Y la música nos envuelve mientras observo a la mujer de cabellos esmeralda que ama el mar.     

lunes, 5 de marzo de 2018

FUERZA INTERIOR, Por Lucía García

¿No te acuerdas de aquella época en la que tu vida cambió? Ese instante en el que todo te resultaba tan complicado. Eso que ahora te parece tan lejano ocurrió hace cuatro años, aunque quizá desde hace más tiempo sabías que iba a haber cambios bruscos en tu vida.
Ser diferente: siempre lo habías visto como algo malo. Recuerdas cómo, cada vez que volvías del colegio, le preguntabas a tu madre si a pesar de tus diferencias ibas a tener una vida normal. Desde pequeña has sido inspeccionada por desconocidos que te juzgaban, soltando frases como “Ella, con un pequeño empujón, llegará a ser igual al resto” y esas palabras sentías que te definían. Sabías que jamás serías igual, que no llegarías a la normalidad.
La gente ha dudado de tu trabajo, te han invadido con frases como “no puedes...” y te dolía que no creyesen en ti. Siempre has intentado demostrar que llegabas, costase lo que costase.
Todo eso te ha ido llenando de fuerza hasta ahora, en que has decidido no demostrarle nada a nadie que no seas tú  que  y que los “no puedo” ya no te definen.