lunes, 24 de enero de 2011

Malentendido, por Alejandro Millán


Ella se despertó en una habitación pequeña. Miró a su alrededor. A la derecha, unas sábanas tiradas. Enfrente había una mesa y sobre ella el morro de una botella de plástico que goteaba una bebida oscura. Por la ventana entraba luz. En el suelo, una capa de patatas y fritos variados mezclados con las bebidas de las botellas. Había ese olor dulce de los refrescos, pero con el contraste amargo de los ganchitos en descomposición. Detrás de una bolsa de patatas se encontraba una zapatilla Vans, con una base plana y encima un semicírculo. Era de color negro, con unos cordones verdes extremadamente chillones.
Cuando él se despertó, también miró a su alrededor. Al fondo había algo que desentonaba. Una bota femenina, marrón oscura y lisa, de no ser por la cremallera disimulada a un lado. Por detrás se veía el tacón de aguja. ¡Qué fea!
Ella se acercó a él. El suelo crujió como al masticar una galleta que, por los fritos empastados, hacía que tuviese picos.
¿Qué hacía acercándose a él? Esa asquerosidad de bota solo serviría como alimento para las ratas en un vertedero. Se alejó de ella. ¿Qué quería insinuar?
- Una fiesta preciosa, espero que volvamos a vernos otra noche, dijo la bota.
¿Qué?, pensó. ¿Voy a tener que verla otra vez?

lunes, 17 de enero de 2011

CORAZÓN DE CUERO, por Inés Herrero







Pum, pum, pum...las gotas resbalan de las ramas secas hasta el suelo. Hace bastante frío, pero también hace bastante que dejó de importarme; parece que estoy limpio y todo gracias a este aguacero. El cuero negro que me envuelve me oculta entre los troncos del bosque; mis múltiples hebillas metálicas sueltan algún que otro centelleo.
Hace tan solo un día que estaba en un cómodo armario de madera, junto al radiador del pequeño piso de Jack, pero tuvo que venir ella. Nunca pensé que una vieja bota como yo pudiera perder la suela tras un par de bailarinas blancas. somos tan diferentes que todavía no me creo que pasáramos esa noche, los dos, tirados por la moqueta...tan cerca estaban mi cuero y su tela que aún siento su tacto cremallera arriba, tan dulce como el chocolate, tan ácida como amanecer en un río de naranja.
Todo fue un error, un tremendo error. Por ellas, por esas dos jóvenes bailarinas, caminé lejos del armario y ahora sobre mí noto las gotas de lluvia cayendo de los ojos del pobre Jack.

sábado, 15 de enero de 2011

El Quijote virtual. ¡Una maravilla!

Os mando un regalo quijotesco. Pinchad en la siguiente dirección y encontraréis el Quijote, con música, con información de cómo era la época, en versión de castellano antiguo y actualizado.

sábado, 8 de enero de 2011


MANIFIESTO
Un blog es una ventana a cualquier parte, da igual donde estés. Con un click puedes abrirla y entra el aire fresco para que leas cuentos escritos por gente de tu edad y opines sobre ellos.
Tatuaremos nuestras historias en la frente de cada uno de vosotros, porque,
¿Para qué quedarse callado pudiendo gritar entre letras?