domingo, 29 de abril de 2018

LA LIBRERÍA. Por Alejandra Santos.




LA LIBRERÍA


Un tintineo de campanillas acompañó la puerta que se abría.
-Hola...-una niña recelosa habló desde el umbral.
-Buenos días pequeña, ¿te envía tu mamá?
-No.
Una larga pausa siguió sus palabras.
-Entonces, ¿qué te trae por aquí?
-Buscaba un libro pero...
_¿Pero...?
-Lo que pasa es que no es exactamente un libro.
-¿Y qué es?
-Bueno, es un libro, pero es también una puerta.
-¿Ah sí? ¿Y adonde lleva?
-Es un secreto.
De nuevo, silencio.
-Bueno, ¿Y cuál es su título?
-No tiene.
-¿Y el autor?
-Tampoco tiene.
-Entonces, ¿qué tiene?
-Palabras, frases.
 Un suspiro escapó de los labios del librero.
-¿Y de qué trata?
-De muchas cosas.
-¿Como cuáles?
-Bueno, habla de los conejos verdes que me traen trocitos de luna por las tardes.
-¿Y algo más?
Titubeó.
-También de los árboles que trepan hasta las estrellas para probar la mantequilla y ...
Se interrumpió bruscamente y no dijo nada en los minutos siguientes. El librero 
finalmente habló:
-Bueno, veré si encuentro algo que te sirva.
Cogió una escalera y subió trabajosamente hasta un rincón remoto de la estantería 
del fondo. Sacó un tomo antiguo, encuadernado en cuero y se lo acercó al mostrador. 
La niña lo cogió, arrebatándoselo de las manos y salió corriendo sin pagar.