lunes, 24 de enero de 2011

Malentendido, por Alejandro Millán


Ella se despertó en una habitación pequeña. Miró a su alrededor. A la derecha, unas sábanas tiradas. Enfrente había una mesa y sobre ella el morro de una botella de plástico que goteaba una bebida oscura. Por la ventana entraba luz. En el suelo, una capa de patatas y fritos variados mezclados con las bebidas de las botellas. Había ese olor dulce de los refrescos, pero con el contraste amargo de los ganchitos en descomposición. Detrás de una bolsa de patatas se encontraba una zapatilla Vans, con una base plana y encima un semicírculo. Era de color negro, con unos cordones verdes extremadamente chillones.
Cuando él se despertó, también miró a su alrededor. Al fondo había algo que desentonaba. Una bota femenina, marrón oscura y lisa, de no ser por la cremallera disimulada a un lado. Por detrás se veía el tacón de aguja. ¡Qué fea!
Ella se acercó a él. El suelo crujió como al masticar una galleta que, por los fritos empastados, hacía que tuviese picos.
¿Qué hacía acercándose a él? Esa asquerosidad de bota solo serviría como alimento para las ratas en un vertedero. Se alejó de ella. ¿Qué quería insinuar?
- Una fiesta preciosa, espero que volvamos a vernos otra noche, dijo la bota.
¿Qué?, pensó. ¿Voy a tener que verla otra vez?

5 comentarios:

  1. Me parece muy original la idea de terminar el cuento con una pregunta, aunque reconozco también que me gustaría que siguiera. ¿Qué tal un segundo capítulo?

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  2. ¿Habrá otro encuentro? El autor nos deja en ascuas. Esa bota de tacón tiene algo inquietante y un poco maligno. Muy bien por crear esa intriga. A lo mejor hay un segundo episodio y vemos hasta dónde puede llegar

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  3. Es verdad, parece el comienzo de una saga de zapatos vivientes. El mundo fantástico sale del armario...

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  4. Si, hay muchas cosas que salen del armario, querida Camila. Creo que Alex va a tener que desarrollar el cuento. Un escritor se debe a sus lectores y si éstos piden un desarrollo, pues tendrá que continuar la historia.
    Carmen Peire

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  5. aqui me intriga el malentendido... que a él le produce cierto desasosiego y una pregunta final y a ella una mezcla de rechazo inicial y después no se sabe muy bien si una condescendencia bondadosa (¿es realmente esta bota de tacón de aguja víctima de la buena educación...?) o si es la curiosidad que hace que ella le invite a él a otro encuentro.. son muchas preguntas, que quizá pueda el autor aclarar un poquito, dado que sí logra producir un texto muy interesante.

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