viernes, 15 de marzo de 2013


El cisne.
Cristina Pumar

 

Ojos grandes. Sin expresión alguna. Pelo rubio recogido en un moño. Los labios dibujan una fina linea sobre la cara. La nariz cortante. Los pies tocan el suelo. Se mueve al murmullo de la música. La tela blanca se enreda entre las piernas. El cisne. Majestuoso y mejor que los demás. Una imagen. Un rumor. Una mentira. Nadie ve que está rota. Nadie ve detrás de la máscara, solo su belleza, sus gráciles movimientos. Siempre ha tenido que hacer lo que otros pretendían. Una marioneta sin hilos. ¿Qué pasa si mantienes un animal libre en cautividad?

 Notas suenan. La muralla se va derrumbando. Los pies se mueven sobre el lago acompañados por el susurro de los juncos y el silencio de los peces. Dulce se mezcla con salado. Los pájaros despiertan de su sueño. El hielo se derrite y deja ver una pradera. Alguna que otra flor completa la perfección aumentando la belleza. Tropieza con una piedra. Se delgado cuerpo emerge en el lago. Desaparece después durante unos minutos. La espalda se arquea cuando sale del agua, se vuelve a perder en el ritmo. Entre pirueta y pas de deux. Al cisne le crecen  alas y por primera vez alza al vuelo. 

3 comentarios:

  1. Entre el relato y la prosa poética, este pequeño texto de Cristina, que es nueva en el taller y que en poco tiempo ha dado un gran salto. Que le crezcan también alas y que alce el vuelo lejos.

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  2. ¡Muy bello! Imaginé a la bailarina y al ave y he quedado extasiada.

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  3. Bravo. Y bravo. Me gusta muchísimo tu concisión. La sugerencia que expresas sin palabrería. El "aire" que se lee entre líneas.
    El silencio de tu texto completando las palabras.
    Bravo, repito.

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