lunes, 14 de septiembre de 2015

GABRIEL CELAYA. La poesía es un arma cargada de futuro.




Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, 

mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, 

fieramente existiendo, ciegamente afirmando, 

como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente 

los vertiginosos ojos claros de la muerte, 

se dicen las verdades:
 
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas 

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, 

piden ser, piden ritmo, 

piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto, 

con el rayo del prodigio,

como mágica evidencia, lo real se nos convierte 

en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria 

como el pan de cada día, 

como el aire que exigimos trece veces por minuto, 

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan 

decir que somos quien somos, 

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. 

Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo 

cultural por los neutrales
 
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. 

Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta 
mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren 

y canto respirando.
 
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas 

personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, 

y calculo por eso con técnica qué puedo. 

Me siento un ingeniero del verso y un obrero 

que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta 

a la vez que latido de lo unánime y ciego. 

Tal es, arma cargada de futuro expansivo 

con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada. 

No es un bello producto. No es un fruto perfecto. 

Es algo como el aire que todos respiramos 

Son palabras que todos repetimos sintiendo 

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. 

Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. 

Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

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